martes, 10 de diciembre de 2019


HELECHOS PROTEGIDOS DE CANTABRIA



En Cantabria existen siete especies de helechos protegidas, seis de ellas incluidas en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas de Cantabria (CREAC): Culcita macrocarpa y Pilularia globulifera en la categoría “En peligro de extinción” y Vandenboschia speciosa, Hymenophyllum tunbrigense, Dryopteris corleyi y Asplenium petrarchae dentro de la categoría “Vulnerable”. Otra especie más, Woodwardia radicans, no está recogida en el CREAC pero sí está protegida mediante su inclusión en la Directiva 92/43/CEE (Directiva Hábitats).

Culcita macrocarpa es un helecho muy robusto en su óptimo desarrollo, cuyas frondes llegan a alcanzar hasta tres metros de longitud. Además de por su gran tamaño se caracteriza por el aspecto verde brillante y coriáceo de sus hojas, hasta cinco veces pinnatisectas y que surgen del rizoma en forma de macolla laxa.

Se trata de una especie que requiere, en general, una elevada humedad atmosférica, temperaturas suaves a lo largo de todo el año y condiciones de sombra. Pertenece al grupo denominado “relictos macaronésicos”, cuyo origen está en un proceso de especiación a partir de taxones de carácter tropical en la Región Mediterránea, probablemente durante el Mioceno, quedando restringidos posteriormente debido a eventos climáticos y geológicos a zonas con condiciones ecológicas similares a las miocénicas (archipiélagos macaronésicos, sector Aljíbico andaluz, litoral atlántico europeo). En Cantabria habita en ambientes de aliseda o avellaneda, en ocasiones insertos en plantaciones forestales de eucalipto, conociéndose actualmente sólo cinco poblaciones en la región. La mayor amenaza para su conservación es la degradación del hábitat, generalmente por la explotación forestal.



Culcita macrocarpa



Pilularia globulifera es una especie acuática de pequeño tamaño que vive en zonas encharcadas poco profundas. Posee hojas filiformes que surgen en grupos de 2-4 de los nudos espaciados de un rizoma delgado y ramificado. Se caracteriza por presentar esporocarpos (estructuras protectoras en las que se encuentran los soros) de forma más o menos esférica y color castaño en la base de las hojas, que le otorgaron su nombre específico. Es una especie de carácter eurosiberiano, distribuida principalmente por Europa occidental. En Cantabria se conoce su presencia únicamente en tres puntos de la montaña central, en uno de los cuales ha desaparecido al rellenarse la zona húmeda en la que se encontraba, siendo este tipo de actuaciones sobre su hábitat (rellenos, drenaje) la mayor amenaza para su supervivencia.



Pilularia globulifera



Vandenboschia speciosa (= Trichomanes speciosum) es un helecho que se caracteriza por el  aspecto translúcido de la lámina de sus frondes, ya que está constituida por una sola capa de células. Las frondes aparecen esparcidas a lo largo de un rizoma oscuro que repta por la superficie de las rocas en las que se suele encontrar, llegando a formar en ocasiones densas manchas de frondes entremezcladas.

Se trata del único helecho europeo con fase gametofítica perenne e independiente, capaz de reproducirse vegetativamente mediante gemación, existiendo poblaciones en las que únicamente se conoce la fase gametofítica. Este gametofito presenta una estructura filamentosa y tacto afieltrado. Es también un relicto macaronésico que se refugia en hábitats con unas condiciones de umbría permanente, un grado de humedad próximo a la saturación y temperaturas suaves, donde crece sobre rocas ácidas. En Cantabria se la puede encontrar en arroyos encajados, con saltos de agua y cubiertos por una densa vegetación de ribera, donde puede llegar a ser localmente abundante. La mayor amenaza para su conservación es también la degradación del hábitat por la explotación forestal intensiva, habiéndose reducido su presencia en la zona oriental de la región por este motivo.



Vandenboschia speciosa



Hymenophyllum tunbrigense pertenece a la misma familia (Hymenophyllaceae) que la especie anterior, con la que comparte muchas características biológicas y ecológicas, encontrándose frecuentemente en los mismos lugares. Se caracteriza por su pequeña talla, con frondes que alcanzan como mucho 11 cm y de lámina también translúcida salvo en el nervio central. Normalmente se observa con soros, de aspecto subgloboso y protegidos por dos valvas con el margen dentado.

Se trata de una especie heterocórica, de origen antiguo y con una amplia distribución por todas las regiones del mundo, encontrándose en la fachada atlántica de Europa y  archipiélagos macaronésicos pero también en África suroriental, Nueva Zelanda y el continente americano. En Cantabria, como se ha dicho, presenta una distribución pareja a la de Vandenboschia speciosa.



Hymenophyllum tunbrigense



Vandenboschia speciosa e Hymenophyllum tunbrigense



Dryopteris corleyi es una especie endémica de la Cornisa Cantábrica, estando su distribución conocida limitada al este de Asturias y noroeste de Cantabria. Se trata de una especie descrita recientemente, en el año 1982, y considerada como el resultado de un proceso de hibridación entre las especies Dryopteris oreades y Dryopteris aemula. Es semejante a otras especies del mismo género, pudiéndose diferenciar por su lámina triangular-lanceolada, de color verde oscuro, algo coriácea y bipinnada salvo en las pinnas basales, que son tripinnadas o casi. También se caracteriza por presentar soros notablemente grandes en el envés de las frondes.

Habita normalmente en brezales sobre sustratos silíceos (areniscas, cuarcitas) en zonas próximas a la costa, a veces bajo plantaciones de eucaliptos o pinos. En Cantabria se puede encontrar en el extremo occidental de la franja costera y en el Desfiladero de La Hermida. Las principales amenazas a las que está sometido son la explotación forestal y los incendios.



Dryopteris corleyi


Asplenium petrarchae, por su parte, es una especie que en la Península Ibérica se distribuye fundamentalmente por la franja mediterránea y algunas zonas del interior. Las escasas citas cántabras, todas en Liébana, se localizan a unos 300 km de las más cercanas, en el este de La Rioja. Se trata de un helecho de pequeña talla, parecido al común culantrillo (A. trichomanes), del que se diferencia por tener el raquis y la lámina densamente cubiertos de pelos glandulíferos y el raquis verdoso, al menos en su tercio superior. Habita en grietas y fisuras de roquedos calizos. En Cantabria sólo se la conoce de dos o tres sitios de la comarca lebaniega, siendo muy escasa.




Asplenium petrarchae (Foto de A. Ceballos).


Por último, Woodwardia radicans es otra especie de gran tamaño, con frondes que llegan a superar los dos metros. Éstas presentan habitualmente un aspecto arqueado, llegando a entrar en contacto con el suelo la parte apical, donde se forman yemas (“bulbilos”) a partir de las que se desarrollan nuevas plantas.

Se trata de otro relicto macaronésico que se suele encontrar en lugares umbrosos y húmedos, como barrancos y taludes en bosques riparios, normalmente en sustrato silíceo pero a veces también sobre materiales carbonatados. En Cantabria es relativamente frecuente en este tipo de ambientes, llegando a formar en algunas zonas extensas poblaciones.



Woodwardia radicans


2 comentarios:

  1. Vaya... justo cuando estoy estudiando el tema 36, entro en tu blog y me encuentro esta entrada; ¡hay universos invisibles por doquier!. Me alegra saber que siguen en activo...

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  2. Además, de estos helechos hay otros igualmente sumamente raros en Cantabria y que no gozan de protección legal, como es el caso de Dryopteris guanchica, D. remota, y Oeosporangium acrosticum (= Cheilanthes acróstica).

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