lunes, 16 de noviembre de 2015

UNA NUEVA ESPECIE EN CANTABRIA


Ludwigia peploides es una planta acuática americana que ha aparecido en las marismas de Alday (Camargo). Posee hojas alternas con limbos de margen entero y de unos 3-6 cm de longitud, que salen de pecíolos de más de 2 cm de largo. Desarrolla flores de 5 pétalos amarillos, de unos 10-15 mm de longitud y 10 estambres de anteras amarillas; los frutos son unas cápsulas alargadas. Otra especie americana (Ludwigia grandiflora), de flores mayores, se utiliza en jardinería y se encuentra asilvestrada en algunos puntos de España, fuera de Cantabria. De este género botánico, hay una especie autóctona en Cantabria, también acuática, pero escasa, la Ludwigia palustris, con las hojas opuestas y las flores verdosas y poco llamativas, tiene sépalos pero no pétalos. A la familia de estas plantas (Onagráceas) pertenecen también las asilvestradas americanas onagras (Oenothera) y las cultivadas pendientes de la reina (Fuchsia), así como los géneros autóctonos Epilobium y Circaea.  

Volviendo a los aguazales de Alday, los tallos de la onagraria (L. peploides) avanzan por sus masas de agua y contactan con los cañaverales de distintas monocotiledóneas (tifas, carrizos, escirpos marítimos y juncos marinos). Sorprende también encontrar en la zona las típicas hojas redondeadas de la centella europea (Hydrocotile vulgaris), nada frecuente en la comarca costera. Parece que algunos coleópteros crisomélidos podrían consumir las hojas de la onagraria, pero el peligro de su exceso de biomasa puede llevar a un descenso del pH y eutrofización, con pérdida de oxígeno en el agua. 





Ludwigia peploides





Ludwigia peploides




Ludwigia palustris (Foto: J. Goñi)


    

miércoles, 11 de noviembre de 2015

DEL ABEDULAR COSTERO 


Entre Pedreña y Elechas, al lado de la playuca de la Ribera, se encuentra un acantilado sobre areniscas y margas del periodo cretácico con minerales de hierro y azufre. Este acantilado, de unos 40 metros de altura y cercano a la senda costera, está colonizado por un bosque de abedules a los que se unen sauces salgueros (Salix atrocinerea) y laureles, además de escaramujos (Rosa canina) y zarzamoras (Rubus ulmifolius), brezos (Erica vagans) y plantas trepadoras como madreselvas (Lonicera peryclimenum), hierbas lapas (Rubia peregrina), nuezas negras (Tamus communis) y zarzaparrillas (Smilax aspera), destacando la hiedra que se enreda sobre las rocas casi tocadas por la pleamar ya sobre algas pardas (Ascophyllum nodosum) en su base.

De los rezumes de agua del acantilado, a veces de color purpúreo, se dejan ver helechos antojiles o reales (Osmunda regalis), algunos muy pequeños, recién germinada su espora progenitora. Otro helecho es más abundante, el helecho común (Pteridium aquilinum).

Las plantas marinas que gustan de la sal al pie del acantilados y en las rocas de la plataforma intermareal son juncos intermareales (Juncus maritimus), salvios marinos (Inula crithmoides) y sosas anuales (Suaeda maritima). El borde de la playa tiene acelga marina (Beta maritima), armuelle (Atriplex prostrata) y verdolaga marina (Halimione portulacoides).

En la playa un carrizal avanza por sus rizomas o tallos subterráneos hacia los restos mareales de las hierbas marinas zosteras que arrastraron las mareas, ya tornados parduzcos y con varios centímetros de espesor, seguido por un matorral de las americanas chilcas (Baccharis halimifolia), que también pueden juntarse a los abedules y sauceda posterior.

Entre los abedules (Betula alba), de ramas no péndulas, hay ejemplares que superan los 70 cm. de circunferencia. Las hojas son glabras, ovales o triangulares, sobre ramillas pelosas y los amentos femeninos cilíndricos, de 4 cm. de largo, con escamas de tres valvas que protegen semillas rodeadas de alas a primeros de agosto.






Abedular costero














PRESENTACIÓN


Iniciamos este blog con la idea de tratar, principalmente, aspectos sobre la geología, flora y ecología en general de Cantabria.