HELECHOS PROTEGIDOS DE CANTABRIA
En Cantabria existen siete especies de helechos protegidas, seis de ellas incluidas en el Catálogo
Regional de Especies Amenazadas de Cantabria (CREAC): Culcita macrocarpa y Pilularia globulifera en la categoría “En
peligro de extinción” y Vandenboschia
speciosa, Hymenophyllum tunbrigense, Dryopteris
corleyi y Asplenium petrarchae dentro de la categoría “Vulnerable”. Otra especie más, Woodwardia radicans, no está recogida en
el CREAC pero sí está protegida mediante su inclusión en la Directiva 92/43/CEE
(Directiva Hábitats).
Culcita macrocarpa es un helecho muy robusto en su óptimo
desarrollo, cuyas frondes llegan a alcanzar
hasta tres metros de longitud. Además de por su gran tamaño se caracteriza por
el aspecto verde brillante y coriáceo de sus hojas, hasta cinco veces
pinnatisectas y que surgen del rizoma en forma de macolla laxa.
Se trata de una especie que requiere, en general, una elevada humedad atmosférica, temperaturas
suaves a lo largo de todo el año y condiciones de sombra. Pertenece al
grupo denominado “relictos macaronésicos”, cuyo origen está en un proceso de
especiación a partir de taxones de carácter tropical en la Región Mediterránea,
probablemente durante el Mioceno, quedando restringidos posteriormente debido a
eventos climáticos y geológicos a zonas con condiciones ecológicas similares a
las miocénicas (archipiélagos macaronésicos, sector Aljíbico andaluz, litoral
atlántico europeo). En Cantabria habita en ambientes de aliseda o avellaneda, en ocasiones insertos
en plantaciones forestales de eucalipto, conociéndose actualmente sólo cinco
poblaciones en la región. La mayor amenaza para su conservación es la
degradación del hábitat, generalmente por la explotación forestal.
Culcita macrocarpa
Pilularia globulifera es una especie acuática de pequeño tamaño que
vive en zonas encharcadas poco profundas. Posee hojas filiformes que surgen en
grupos de 2-4 de los nudos espaciados de un rizoma delgado y ramificado. Se
caracteriza por presentar esporocarpos (estructuras protectoras en las que se
encuentran los soros) de forma más o menos esférica y color castaño en la base
de las hojas, que le otorgaron su nombre específico. Es una especie de carácter
eurosiberiano, distribuida principalmente por Europa occidental. En Cantabria
se conoce su presencia únicamente en tres puntos de la montaña central, en uno
de los cuales ha desaparecido al rellenarse la zona húmeda en la que se
encontraba, siendo este tipo de actuaciones sobre su hábitat (rellenos,
drenaje) la mayor amenaza para su supervivencia.
Pilularia globulifera
Vandenboschia speciosa (= Trichomanes
speciosum) es un helecho que se caracteriza por el aspecto translúcido de la lámina de sus
frondes, ya que está constituida por una sola capa de células. Las frondes aparecen
esparcidas a lo largo de un rizoma oscuro que repta por la superficie de las
rocas en las que se suele encontrar, llegando a formar en ocasiones densas manchas de frondes entremezcladas.
Se trata del único
helecho europeo con fase gametofítica perenne e independiente, capaz de
reproducirse vegetativamente mediante gemación, existiendo poblaciones en las
que únicamente se conoce la fase gametofítica. Este gametofito presenta una
estructura filamentosa y tacto afieltrado. Es también un relicto macaronésico
que se refugia en hábitats con unas condiciones de umbría permanente, un grado
de humedad próximo a la saturación y temperaturas suaves, donde crece sobre
rocas ácidas. En Cantabria se la puede encontrar en arroyos encajados, con
saltos de agua y cubiertos por una densa vegetación de ribera, donde puede
llegar a ser localmente abundante. La mayor amenaza para su conservación es
también la degradación del hábitat por la explotación forestal intensiva,
habiéndose reducido su presencia en la zona oriental de la región por este
motivo.
Vandenboschia speciosa
Hymenophyllum tunbrigense pertenece a la misma familia (Hymenophyllaceae)
que la especie anterior, con la que comparte muchas características biológicas
y ecológicas, encontrándose frecuentemente en los mismos lugares. Se
caracteriza por su pequeña talla, con frondes que alcanzan como
mucho 11 cm y de lámina también translúcida salvo en el nervio central. Normalmente
se observa con soros, de aspecto subgloboso y protegidos por dos valvas con el
margen dentado.
Se trata de una especie
heterocórica, de origen antiguo y con una amplia distribución por todas las
regiones del mundo, encontrándose en la fachada atlántica de Europa y archipiélagos macaronésicos pero también en
África suroriental, Nueva Zelanda y el continente americano. En Cantabria, como
se ha dicho, presenta una distribución pareja a la de Vandenboschia speciosa.
Hymenophyllum tunbrigense
Vandenboschia speciosa e Hymenophyllum tunbrigense
Dryopteris corleyi es una especie endémica de la Cornisa
Cantábrica, estando su distribución conocida limitada al este de Asturias y
noroeste de Cantabria. Se trata de una especie descrita recientemente, en el
año 1982, y considerada como el resultado de un proceso de hibridación entre
las especies Dryopteris oreades y Dryopteris aemula. Es semejante a otras
especies del mismo género, pudiéndose diferenciar por su lámina triangular-lanceolada,
de color verde oscuro, algo coriácea y bipinnada salvo en las pinnas basales,
que son tripinnadas o casi. También se caracteriza por presentar soros notablemente
grandes en el envés de las frondes.
Habita normalmente
en brezales sobre sustratos silíceos (areniscas, cuarcitas) en zonas próximas a
la costa, a veces bajo plantaciones de eucaliptos o pinos. En Cantabria se
puede encontrar en el extremo occidental de la franja costera y en el
Desfiladero de La Hermida. Las principales amenazas a las que está sometido son
la explotación forestal y los incendios.
Dryopteris corleyi
Asplenium petrarchae, por su parte, es una especie que en la Península Ibérica se distribuye fundamentalmente por la franja mediterránea y algunas zonas del interior. Las escasas citas cántabras, todas en Liébana, se localizan a unos 300 km de las más cercanas, en el este de La Rioja. Se trata de un helecho de pequeña talla, parecido al común culantrillo (A. trichomanes), del que se diferencia por tener el raquis y la lámina densamente cubiertos de pelos glandulíferos y el raquis verdoso, al menos en su tercio superior. Habita en grietas y fisuras de roquedos calizos. En Cantabria sólo se la conoce de dos o tres sitios de la comarca lebaniega, siendo muy escasa.
Asplenium petrarchae (Foto de A. Ceballos).
Por último, Woodwardia radicans es otra especie de gran tamaño, con frondes que llegan a superar los dos metros. Éstas presentan habitualmente un aspecto arqueado, llegando a entrar en contacto con el suelo la parte apical, donde se forman yemas (“bulbilos”) a partir de las que se desarrollan nuevas plantas.
Se trata de otro relicto
macaronésico que se suele encontrar en lugares umbrosos y húmedos, como
barrancos y taludes en bosques riparios, normalmente en sustrato silíceo pero a
veces también sobre materiales carbonatados. En Cantabria es relativamente
frecuente en este tipo de ambientes, llegando a formar en algunas zonas extensas
poblaciones.
Woodwardia radicans